El pescado constituye un alimento indispensable en una dieta equilibrada gracias a sus importantes propiedades nutricionales. Pero los productos del mar pueden contaminarse con microorganismos patógenos presentes en el ambiente en el que se crecen. Estos riesgos biológicos se destruyen, en la mayoría de los casos, con una adecuada cocción, no romper con la cadena de frío (mantener una temperatura de unos 4ºC), evitar la contaminación cruzada y congelar, al menos durante siete días, el pescado que vaya a consumirse crudo en casa. Debe tenerse en cuenta que las temperaturas que alcanzan los congeladores domésticos (-18ºC) son suficientes para destruir posibles parásitos, según la ANSES.